lunes, 31 de agosto de 2015

Y AQUEL MOMENTO, QUE FUE PERFECTO.

(COPACABANA, QUIZÁ)




Sólo tenemos el instante presente,
este único y eterno instante abriéndose
y desplegándose ante nuestros ojos, día y noche.

oSHEan


Soñar despierto, dormir contigo
viajar despacio y volver.
Es un parpadeo, un rápido destello.
Un rayo de sol que deja ciego.
Cambia en un instante
la forma en que los cuerpos toman aire
y paran el tiempo.

🌸🌸🌸


What if I fall?
Oh, but my darling, what if you fly?

のℴɱⅈɳⅈɋuℯ - Art

Adoro a los niños, pero no el comportamiento de algunos adultos con ellos. Repelo que les sonrían como tontos y que vean en ellos la vida que no poseen.
Estábamos el otro día mi primo y yo (él tiene cuatro años; cuando tenía meses reclamaba mi presencia a gritos y yo lo acunaba durante horas mientras él se dormía entre mis brazos: a veces yo seguía cantando mientras él ya soñaba) y le estaba poniendo el pijama. Primero me preguntó que qué era el cielo. Después quiso saber si cuando alguien iba al cielo volvía a bajar algún día. No, cariño, no bajan. ¿Y nunca más podemos verlos? No lo sé. 
Continuamos charlando. Yo aguantándome las lágrimas mientras me explicaba algo que había ocurrido mientras paseaba. Parecía interesante, pero no lo escuchaba. Me sentía, realmente, muy lejos de allí, de aquella habitación, de aquellas dos camas.
Lo interrumpí.
¿Sabes una cosa? De aquí unos cuantos años no recordarás este momento. Lo olvidarás junto con todo lo que ahora estás viviendo. No sabrás que yo un día como hoy estuve aquí quitándote la ropa. Podríamos bien ser dos desconocidos y tú no sabrías nunca lo mucho que te quise. 
No sé porque me salió. Solo y disparado. Creo que estaba pensando en mi pasado; alguien me está robando los recuerdos.
Ya estaba cambiando de tema cuando respondió algo que nunca me habría imaginado, con un tono servicial y inocente.
Pero no pasa nada, Diana. Porque si tu me vas repitiendo día tras día que estás aquí conmigo, nunca voy a olvidarlo.
Tienes razón.
¿Lo harás?
(No, pero efectivamente, tienes razón. No recordarás el momento pero, algo, inconscientemente, se te quedará en su lugar) 
Deberíamos escucharnos más a menudo.

Perfection

Prometo volver pronto con un diseño renovado y entradas curiosas y diversas. Porque creo estar marcando un cambio.
Pero esta es una entrada triste, y como todas las cosas tristes del mundo, no tiene ni sentido ni final.

Rompe el hielo. Bebe el agua. Sopla las cenizas.
Juega con fuego,
y quémate.

La piedra con la que tropezaste y que ahora yace en un río. El vestido naranja con flores que acabó en una caja (también naranja) para una ONG. El envoltorio de caramelo que lanzaste a la basura y que nunca más volverás a ver. El número de pelos que se te caen por el mundo. 
Todo lo que perderás por miedo a ganar. 
Alguna que otra canción y alguna que otra persona. 
También perderemos algún poema y cuatro hilos azules buscando el desierto.
Buscaremos la felicidad entre lo material y la espiritualidad se convertirá en un mito.
Envejeceremos con la frialdad y la rapidez de aquel que siente demasiado y a la vez. 
Nos apagaremos,
y moriremos.
De hecho, el problema no está en morir, sino en vivir. No vivimos. Organizamos planes para ser felices, pero las cicatrices no desaparecen con unas risas de más. Creemos en el dinero y ponemos toda nuestra fe en un futuro que no podremos llegar a palpar nunca. Se nos escapa el presente y se queda estampado cual un rayo en un árbol. Arde. 
Y se apaga.
Pero voy aprendiendo. Las brasas deberían quemar también todos los prejuicios, el odio, la ira, la envidia. Deseamos que el mundo permita incondicionalmente la realización de nuestras aspiraciones, y como no ocurre, somos presa del sufrimiento. Nuestra búsqueda de la felicidad está más a menudo fundada en nuestras ilusiones que en la realidad; es inútil intentar modelar el mundo a imagen de nuestros caprichos: es preciso transformar nuestro espíritu.
La felicidad no es tener amigos ni ir de vacaciones. Está muy por encima de todo esto.
Alcanzar la auténtica felicidad exige transformar a la vez la mirada que se dirige al mundo y la manera de pensar.

Kiana osley Studio- etsy

Yo tenía cuatro años y ella me explicó que a partir de entonces todo estaría conectado: el disfraz que me obligaron a llevar en aquella obra de teatro teñida de azul y que después pretenderían que volviera a exhibir en una iglesia el día de Navidad, el cortauñas minúsculo con una flor grabada que me regaló mi madre y que perdí al día siguiente, las guerras de naranjas llenas de carbón negro en las vacaciones de Semana Santa, el sonido de la máquina de coser de mu abuela y las construcciones de barro con riachuelos que hacíamos en el campo en verano.

Una mujer muy vieja que iba cada tarda a casa de mi abuela me dijo en una ocasión, señalándome con unos dedos casi sin carne y sin venir a cuento, que yo también moriría algún día, y a partir de entonces estuve noches y noches sin poder dormir. Todas esas noches acababan con mi padre sentado en mi cama, intentando explicar cosas incomprensibles para una mente tan pequeña. Así que terminaba diciéndome que me quería mucho y que faltaba muuucho tiempo para que eso que me preocupaba tanto sucediera.  Que tenía que intentar ser feliz.

(me sentí bastante identificada con este texto y aquí está) 

Haber alcanzado un estado de libertad interior con respecto a las emociones, no significa que uno sea apático e insensible, ni que la existencia pierda sus colores. Sencillamente, en vez de estar constantemente a merced de nuestros pensamientos negativos, de nuestros humores y de nuestro temperamento, nos hemos convertido en sus dueños. 

relax

Estoy buscando mi camino. En mi cabeza todo es muy bonito y en el ordenador nada sale. Estoy nerviosa. Tengo algo de miedo. Podría decir que estoy pasando por un mal momento, pero no tendría sentido. Ahora mismo no tengo nada claro. Nada. Pero podría afirmar que, irrevocablemente, tengo una idea que no dará a luz.
¿Sabéis cual es mi verdadero problema?
Que si me muerdo la lengua, trago veneno.

Besos más dulces que el vino, 
Diana.
(esta es la última entrada frecuente así. está requetejurado. es como una despedida temporal, creo yo. voy a currármelo. y ahora va en serio. es un cambio)

lunes, 17 de agosto de 2015

tarde o temprano, a alguien tendrás que decirle la verdad inexorable.

Sostengo con dos manos la esperanza
porque sé que es el único aliento 
que vive a la intemperie.

Y no escondo mi palabra
salgo a vivir con el alma descubierta
que el corazón que no canta
no ejerce su oficio con altura.

(Roberto Santoro)

 

(yo que sé, escuchad lo que queráis)
(os dejo que lleguéis a la conclusión de que realmente queréis escuchar las dos, si señor)


No tengo ganas de escribir y verdaderamente no me sale nada. Quería decir muchas cosas y ahora no sé cuales eran. 
Es un poco raro hacer una entrada con tan poca información así que mejor que me calle. 
Pero debía enseñaros Gymnopédie 1 de Erik Satie porque es simple. Y porque, además, Satie me encanta en pequeñas dosis.
Todos sabemos que tanto Gymnopédie y My heart will go on son dos obras fáciles de tocar pero meh. Son de esas que restan olvidadas durante mucho tiempo en nuestra memoria y, un día, por vete a saber tu qué razón, las recordamos y sentimos una especie de inconmensurable valor hacia ellas. 
Aunque sí que quería decir algo. 

🍉🍉

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Sé que esto de ser un inconformista últimamente está muy de moda y... Bueno, los que mejor me conocéis sabéis que siempre quiero tener la razón con todo y que lo discuto todo y que todo me parece mal porque creo que mi manera de ver es la correcta. Esto no podría nunca parar de ser así, porque lo es y ni yo tengo el poder para cambiarlo. 
Me refiero a que cuando uno se hace adolescente quiere ser un inconformista. Hay de dos tipos: de los que salen en los libros de Blue Jeans y de los que realmente creen incondicionalmente en unas ideologías radicales para defender. Y todos y cada uno de esos adolescentes se esmeran diariamente en que otros adolescentes con otras ideologías distintas entiendan las suyas solo, a veces, para demostrarse mutuamente que tienen algo en lo que se aferran al creer en ello. Y esto es algo absolutamente perfecto; la diversidad de opiniones y la comunicación humana es siempre un logro. Todo el mundo, también, sueña mucho. Piensa en qué será de grande y cómo será su vida. Si habrá encontrado el amor o si todavía vivirá con sus padres. Si se levantará todas las mañanas y tomará un café agrio o si será de aquel grupo de extraños que trabajan durante las noches. Si podrá hacerse cargo de su vida o si siempre estará corriendo de un lado para otro intentando poner orden. A veces creo que, alguien, allí arriba, se ríe de nosotros muy fuertemente. 
Todo lo que en un futuro seremos será, en parte, fruto de nuestras ideologías actuales. Está como relacionado. Eso de vivir el presente es muy bonito pero nunca debemos olvidar el futuro, porque llegará más pronto de lo que esperamos. 
Mi futuro es algo que me aterroriza a ratos. Acepto también, a ratos, la sencillez que probablemente tendrá mi vida, y creo que podría vivir con ella. Podría formar parte de esa gran parte de personas que, cuando cumplen los treinta, deciden copular y se dedican intensamente durante todos los años siguientes a amar a sus hijos. Y no es una vida mala. Como adolescente inconformista podría odiar a gran escala el futuro predecible que todo el mundo espera pacientemente, y si es bien cierto que el matrimonio me da miedo, no renunciaré nunca a la idea de tener hijos o de llevar un vida tranquila, predecible, comparable a ese momento en que lanzas una piedra en un lago y se forman ondulaciones en el agua. Últimamente acepto el hecho de vivir como una más. Creo que hay algo que esta muy por encima de todo lo que prevalecerá mío en este mundo, y está única cosa es cómo voy a prevalecer yo en mi mundo mientras viva. Quiero aprender mucho y reír todos los días y despertarme y olvidar los relojes y cuidar a la gente y querer a más no poder y tocar el piano y poder lavar los platos después de la cena. Ante todo, cumplir los objetivos de uno mismo es la clave. Y no los objetivos del mundo hacia uno mismo, sino esos a los que un individuo puede llegar según su capacidad. No adaptarnos al mundo, sino que el mundo se adapte a nuestro ser (que es más importante todavía).
No renunciaré a la sencillez, pero yo soy una persona muy (y nunca nunca podréis imaginaros cuanto) muy complicada. Y ahora río de lo que acabo de escribir en el último párrafo, porque no sé cual es mi verdad.

Tumblr

Qué difícil es caminar entre la gente y simular que no se ha muerto.
Y en este juego de trágica pasión, confesar que aún no se ha vivido.

Uau. Suerte que no tenía nada a decir.
Y... El otro día descubrí el miedo. 
A veces pienso y recuerdo y me siento como lejos. 
Me estoy dando cuenta de que cojo cariño muy rápidamente.
Aunque nunca lo demuestro. 
Ahora me ha venido a la cabeza una vívida imagen de N. el último día que la vi y se me encoje el corazón pensando en que nunca haré lo que me pidió. Y se me encoje más al saber que la quiero de la misma manera en que se puede querer a alguien que sabe más de ti que uno mismo.
Porque N. siempre me decía que era una persona persona cerrada y dura mientras me miraba con esos ojos brillantes y, entonces se giraba hacia mi hermana y comentaba que ella era mi polo opuesto, tan cariñosa y dulce. 
Y siempre recordaré esas palabras de N. Esas letras. Esas cartas. Lloré delante suyo como lo estoy haciendo ahora.
Paro ya que esto parece un puto confesionario. 
Quizá me cuesta admitir que le cojo cariño a la gente. Que quiero a muchas personas. Que el mundo se me haría insufrible si alguna de ellas desapareciera. Y me da miedo ver y pensar en toda aquella gente que me importa. 
Como siempre, una cosa lleva a la otra. Todo esta pulidamente relacionado y entrelazado. 
En realidad, he empezado todo esto queriendo deciros una sola cosa: el momento en que se cae un cuadro.
Sí.
Cuando se cae un cuadro. ¿Dónde estaba escrito que en ese mismo momento, en ese preciso tiempo, el cuadro tenía que caer? ¿Porque no otro día? Cuando un cuadro se cae. Cuando se cae un cuadro. Nadie lo sabe, pero es algo que todo el mundo conoce. Cuando alguien clava el cuadro en la pared quizá piensa en el día, tarde o temprano, que caerá. El cuadro tampoco lo sabe. Nadie lo sabe. Simplemente, llega el día indicado, y cae. 
Es una de esas cosas que es mejor no pensarlas, porque si no puedes acabar volviéndote loco. Cuando se cae un cuadro. Cuando despiertas una mañana y ya no amas. Cuando ves un tren y piensas tengo que largarme de aquí. Cuando te miras en el espejo y te das cuenta de que eres viejo.
Me operan de la rodilla en septiembre (nada importante) y me jode muchísimo. Espero que ese día no caiga ningún cuadro. 

el azul.

(a veces pienso que me estoy volviendo loca porque digo cosas sin sentido y porque pienso cosas sin sentido y porque actúo sin sentido y porque tengo unos cambios de humor bastante alarmantes) 

Yo no sé por qué vivimos. El don de la vida nos llega de no sé qué origen, ni con qué propósito, pero creo que podemos seguir viviendo por la razón de que (siempre, claro, hasta cierto punto) la vida es lo mas valioso que conocemos y en consecuencia, presumiblemente, es un gran error rendirla mientras no quede algo de ella en la taza. Dicho de otro modo, la conciencia es un poder ilimitable y, aunque a veces parezca que sólo nos brinda noción de las desgracias, en su manera de propagarse de oleada en oleada de tal modo que nunca dejemos de sentir, aunque a veces aparentemos, intentemos, recemos para que algo nos mantenga en nuestro lugar, se establece un punto de vista del universo que tal vez sea bueno no olvidar. Tienes razón en tu conciencia de que todos somos ecos y reverberaciones de lo mismo, y te comportas con nobleza cuando tu interés y tu piedad hacia lo que te rodea parecen tener el poder de sustentar y armonizar. Pero, te lo suplico, no prodigues demasiado tu compasión y tu ternura. Recuerda que toda vida es es un problema especial que no es tuyo sino de otros, y conténtate con el álgebra terrible del tuyo. No te fundas demasiado con el universo; al contrario, sé tan sólida densa y firme como puedas. Vivimos todos juntos y los que amamos y sabemos lo experimentamos aún más así. Nos ayudamos mutuamente, incluso de manera inconsciente, cada uno con su esfuerzo alivia el de los demás, contribuimos a la suma del logro, hacemos posible que los demás vivan. El dolor llega en grandes oleadas -nadie lo sabe mejor que tú- pero rueda por encima de nosotros, y aunque podría habernos asfixiado, nos deja en pie y sabemos que, si él es fuerte, nosotros lo somos más; porque el dolor pasa y nosotros permanecemos. Nos desgasta, nos usa, pero nosotros a cambio hacemos lo mismo con él; y el dolor es ciego, mientras que nosotros en cierto modo vemos. Mi querida Grace, estás pasando por una oscuridad en la que yo mismo, en mi ignorancia, sólo alcanzo a ver que te ha hecho enfermar terriblemente; pero sólo es una oscuridad, no es un fin, ni el fin. No pienses, no sientas en la medida en que puedas evitarlo, no saques ninguna conclusión ni decidas nada; limítate a esperar. Todo pasará y vendrán los misterios y los desencantos y que sí aceptamos, así como la ternura de unas pocas personas buenas y nuevas oportunidades y, en pocas palabras quedará mucha vida por delante. Harás todavía muchas cosas distintas y yo te ayudaré. Lo único es no fundirse en el instante. Insisto en la necesidad de una especie de condensación mecánica, de tal modo que por mucho que corra el caballo, cuando decida detenerse, quede montada en la silla una G.N algo agitada, pero perfectamente idéntica. Procura no enfermar: es eso todo; porque en eso hay un futuro.

(carta escrita el 1883 de Henry James a Grace Norto en petición de consejo)


Suenan las dos al reloj y no hay nada más importante salvo que suenan las dos.

Cuanto estés triste ponte a cantar.
Cuando estés alegre, a llorar.
Cuando estés vacío, de verdad vacío,
ponte a mirar.

viernes, 7 de agosto de 2015

acaecerá pronto (y que la suerte nunca te quiera como yo te quise a ti)



Mira a ese de la trompeta: qué gracioso, estará borracho, o está loco. Mira a ese de la trompeta: mientras toca, llora. 



Os hablo yo, desde aquí. Aunque todo depende de dónde sea aquí. Aunque no tiene más importancia.
Podría escribir sobre mil cosas. Sé que todas las entradas son mierda, pero tranquilos (nadie se ha puesto nervioso, lo sé) prometo volver en Septiembre con aires renovados. Como prometo siempre. Yo no cumplo mis promesas. 
Podría estar escribiendo sobre Iona (poeta, botánica, pintora y arpista, la que vivió seis vidas en una y desapareció un 23 de noviembre descubriendo a Ballad) o sobre Alethedor (la Tierra donde vivía se partió en dos partes a causa de un terremoto y se juró que nunca viviría 13 días en un mismo sitio) o hasta sobre Khaleppa, quien siempre decía "quien sabe contemplar una gota de agua y no pensar en una lágrima sino en una sonrisa, está preparado para que al fin llueva sobre sus sueños". Pero son míseros personajes ficticios que brillan parpadeantes. Y ahora mismo no necesito escribir inventándome historias. Nunca se me ha dado bien imaginar.
Quería comentaros rápidamente dos cosas. O tres. Quizá sean cuatro, al final.
Hoy me han dado una noticia. Bueno, en realidad no. No quiero mentiros: todos sabíamos que acabaría pasando tarde o temprano, tarde o temprano. Pero, ¿sabéis ese momento en que os aseguran lo que teméis en medio de la cara? ¿En que pensáis sí, eso pasará, pero ahora no pasa y estoy bien y vivo y tengo salud y qué importa el futuro? Y entonces pasa. Primero no queremos aceptarlos y huimos, como siempre hacemos. Al cabo de unas horas te vas haciendo la idea. Y cuando llega la noche, el futuro ya es real y puedes tocarlo. Así pasan las cosas. En nuestros ojos nunca se refleja lo que hemos visto, sino lo que veremos. Esto es así: lo que veremos. Hemos visto atrocidades ajenas y muchos otros envenenamientos diariamente, pero qué nos va a importar a nosotros el dolor de los otros. Somos egoístas. Y lo que les pasa a ellos que sea suyo. Ya se arreglaran. ¿No? Guerras y accidentes y catástrofes y hundimientos. Diariamente. Pero qué nos importa. ¿Acaso nos pasa a nosotros? Si ni siquiera apreciamos que estamos vivos y tenemos salud. En el fondo, es muy divertido observar. Así que quizá he tenido una mala suerte de cojones, y quizá esto me irá consumiendo (como ya ha hecho, y sé con certeza que conmigo no acabará) y quizá, también, tenga miedo. Pero estoy viva. Y puedo poseer la vida, todavía. Tengo la suerte de vivir rodeada de la gente que me quiere y que da mucho de si para mi. Pues ya está. No puedo quejarme. No tengo ningún derecho. Aunque, si nos paramos a pensar, la compasión no es un buen método para olvidar el futuro. 

Es como un grito gigantesco, que grita y grita, y lo que grita es "¡Pandilla de cabrones, la vida es algo inmenso!, ¿queréis enteraros o no? Inmenso."


Ahora quiero comentaros un dibujo que vi el otro día de Jordi Labanda. Había una mujer muy rica en un yate con muchas túnicas y todo era muy blanco y bonito y estaba bien cuidado. El cielo era claro y llevaba ropa de marca. Vamos, brillantes y eso. Pero tenía un móvil en las manos y estaba enfrascada en una conversación. Parecía aburrida: no apreciaba lo que tenía a su lado. Debajo de este dibujo, ponía: las vacaciones de los demás siempre son mejores que las mías. 
(espero que entendáis la ironía de Labanda porque no quiero explicárosla)
Le aplaudo, sinceramente. Podría coger aquel dibujo y enmarcarlo. Es la pura realidad, y nos pasa a todos. Yo misma soy así. Nunca he apreciado en toda plenitud todo lo que tengo y siempre me estoy fijando en lo que los demás tienen, y yo no. Me da tanta rabia.  
Esto solo es una curiosidad que, medianamente, me hizo reflexionar.




Ahora todos leeréis este párrafo maravillosamente fantástico de aquí de un libro también maravillosamente fantástico que leí hace dos noches.

Imagínate: un piano. Las teclas empiezan. Las teclas acaban. Tú sabes que hay ochenta y ocho, sobre eso nadie puede engañarte. No son infinitas. Tú eres infinito, y con esas teclas es infinita la música que puedes crear. Ellas son ochenta y ocho. Tú eres infinito. Eso a mí me gusta. Es fácil vivir con eso. Pero si yo subo a esa escalerilla y frente a mí se extiende un teclado con millones, millones y trillones de teclas, que nunca se terminan y ésa es la verdad, que nunca se terminan y que ese teclado es infinito.  Si ese teclado es infinito, entonces no hay una música que puedas tocar. Te has sentado en un taburete equivocado: ése es el piano de Dios. 
Me da igual que no os guste, porque a mi me encanta. Pero no os diré de qué libro es. Entendedme. ¡No puedo deciros algo de tan valor! Es de un libro que cambió mis pensamientos. No sé ni cómo lo hizo, porque aparentemente no hay nada deslumbrante en él. Pero lo consiguió. Me lo leí en el balcón durante las doce y las dos de la noche. Todo en voz alta. Saqué los datos del móvil (en ese momento todo me parecía superfluo) y cuando llevaba un tercio se me secó la boca y empecé a equivocarme al leer. No pude levantarme a beber agua. Me veía incapaz de frenar aquel momento que se extendía solo ante mis ojos. Sonara raro decir esto, pero creo que fue uno de los momentos más bonitos y mágicos de este verano. Y hacía mucho que no me sentía de aquella manera.
Además, que el libro es una pasada y el escritor demuestra su talento en todas sus obras. 
Ojalá el azar haga que algún día, inocentemente, te topes con ese libro y puedas leerlo en una sola noche en voz alta. Ojalá cuando llegues al final pienses en que a mi me encantó. Ojalá también te encante a ti.
Y ahora me estoy leyendo Stoner. Me lo recomendaron. Y también me gusta, pero no tanto como el otro. Aunque también me gusta. 


Y me despido con un soneto de Shakespeare en catalán, la lengua más bella (para mi) que conozco. 

En mi pots contemplar l'estació de l'any
quan ja ben poques fulles (o cap) pengen encara,
tremoloses pel fred, de branques sense tany,
cors on fa poc cantaven ocells amb la veu clara.

En mi veus el crepuscle d'un dia en què a ponent
la posta ja s'ha fos i a poc a poc la nit
(l'altre jo de la mort) arriba lentament
i, negra, se l'endú i la tanca en l'oblit.

En mi veus la fulgor del foc que es calmarà
sobre les cendres de la seva galania,
com un llit d'agonia on haurà d'expirar

consumit per la flama amb què abans es nodria.
Perceps això, que et fa l'amor il·limitat,
perquè estimes qui hauràs d'abandonar aviat.