
Dejamos de temer aquello que hemos aprendido a entender.
-Marie Curie-
Mirad qué cover más bien hecho. Casi es más bonito que la versión original de Passenger.
Coronas mortuorias de caucho. Con flores estampadas. Neumáticos decorados. Un solo tamaño para todas las penas. La lluvia no puede hacer otra cosa que barnizar más los colores. Una corona de ginestas para convertirse en una corona de girasoles. Todo depende de las atmósferas. Los primeros días se llenan con lágrimas calientes como las bolsas de agua ortopédicas. Más tarde, se llenan simplemente de viento y hacen el mismo efecto. El público, comprendiendo al fin las ventajas de la innovación: menos peso, mayor rendimiento, etc., las emprará bien pronto y tendrá siempre a punto las coronas de sus muertos bien infladas para mejorar la suspensión en los instantes donde el recuerdo de lo ausente provoque un bache mortal.
-Carles Sindreu-

¿Sabéis qué es vida? Viajar a Las Bahamas, a la cima del Aconcagua, al Machu Picchu, al Grand Canyon, al Ayers Rock, a Cuba, a Honolulu, a los preciosas paisajes escoceses (mirad la foto; es inmenso)... En serio. Si os aburrís en estas vacaciones siempre tendréis cerca el Google Earth, donde podéis ir a donde queráis. Y es gratis. Yo lo hago a menudo. También podéis localizar una vía de tren e ir siguiéndola hasta que os lleve a algún sitio. O lo que sea. Pero el objetivo es sentirte un poco más mundo.

¡Buenos días!
Prometo que esta entrada intentará ser un poco más corta que la anterior (que hasta me aburrí yo haciéndola). Supongo que esta será la última del año y no, no es especial, ni es diferente, ni he querido hacer algo que le haga honor a este 2015. No es una lista de mis deseos cumplidos y de mis deseos incumplidos, ni es una lista de mis próximos objetivos. Es una entrada normal con la particularidad de que es la última de este 2015.

Y empezamos con un TAG de la Navidad. Vale, ya lo sé. Soy consciente de que en las dos últimas publicaciones solo he hecho TAGs y he explicado otras *mierdas*, pero necesitaba hacer alguna entrada sobre la Navidad. Y busqué por ahí y encontré muchos TAGs de la Navidad y me he dado el gusto de elegir el que más me ha gustado, aunque todos son bastante parecidos entre ellos. Así que empiezo. Sin más dilación.


¡Buenos días!
Prometo que esta entrada intentará ser un poco más corta que la anterior (que hasta me aburrí yo haciéndola). Supongo que esta será la última del año y no, no es especial, ni es diferente, ni he querido hacer algo que le haga honor a este 2015. No es una lista de mis deseos cumplidos y de mis deseos incumplidos, ni es una lista de mis próximos objetivos. Es una entrada normal con la particularidad de que es la última de este 2015.

Y empezamos con un TAG de la Navidad. Vale, ya lo sé. Soy consciente de que en las dos últimas publicaciones solo he hecho TAGs y he explicado otras *mierdas*, pero necesitaba hacer alguna entrada sobre la Navidad. Y busqué por ahí y encontré muchos TAGs de la Navidad y me he dado el gusto de elegir el que más me ha gustado, aunque todos son bastante parecidos entre ellos. Así que empiezo. Sin más dilación.

1. ¿Te gusta la Navidad?
Sí, me gusta, pero tampoco con exageración. Seguramente esto os parecerá raro, ya que soy la que siempre dice qué tan bonita e inspiradora es esta época, pero si vengo a seros sincera, también debo sincerarme conmigo misma. Me encanta la Navidad, sí, pero tampoco estoy obsesionada con ella. Cuando llega, llega, y lo importante es saber disfrutarla al máximo. Sinceramente, no me emocionan los decorados navideños, ni las luces, ni todo el "envoltorio". Lo que me gusta es el sentimiento que transmite. Yo creo que la Navidad es un estado espiritual que envuelve todo el planeta y une alma con alma; se convierte en el ojo y el pálpito del mundo y, de alguna manera, es lo que pervive. Creo que no importa si somos errantes viajeros, si hemos cambiado de espejos, si hemos fallado y acertado o si se nos ha emblanquecido la alegría: durante la Navidad se extiende un sentimiento fuerte y real que, principalmente, nos dice que no estamos solos y que, por más años que pasen, nunca lo estaremos. Y esto es para mi el llamado "espíritu navideño". Y sí, es verdad, se suma el hecho de que hace frío, estamos de vacaciones y la ilusión llega a las mentes de todo individuo. Y me parece que esto es lo más importante.
Yo por Navidad (aunque solo por el baile. no tengo jerséis navideños):

2. ¿Papá Noel o Reyes Magos?
Reyes Magos (5-6 de enero). Claramente. Aquí, en Catalunya, tradicionalmente no se hace el Papá Noel, pero está acabando siendo algo como Halloween, que aunque no sea nuestra costumbre primitiva, se extiende. Aquí, la tradición manda que la noche del 24 de diciembre se haga algo que se llama "cagar el tió", lo que en español sería "cagar el tronco(?)". Durante los días previos a la Navidad los más pequeños dan de comer a un tronco de árbol, que se acostumbra a tapar con una manta (para que no pase frío): le dejan un platito con una fruta o chocolate y el tronco se lo va "comiendo". La noche del 24, como ha estado bien alimentado, los niños de la casa, después de ir a otra habitación a cantar para que el tronco cague más regalos, lo golpean con unos palos y... ¡Sorpresa! Descubren que debajo de la manta se esconden regalos para toda la familia. Qué bonito. Pues bien, yo "cago el tió" y hago los Reyes Magos.

Os saluda.
3. El regalo más deseado de tu infancia.
Era bastante pequeña cuando quería esto y todavía lo recuerdo. Es que lo veía en todos los catálogos y me hacia mucha ilusión, pero nunca me lo llevaron. Recibí Nenuco aprende a ser peluquera y estuvo muy bien porque podías teñirle el pelo y todo esto, pero yo quería enseñar inglés a mis alumnos. No es lo mismo.
4. Tu mejor recuerdo navideño.
Haber. No se me acude nada. La verdad es que todos mis recuerdos son bastante bonitos y están llenos de ternura: recuerdo perfectamente cómo cantábamos villancicos con toda la familia, cómo disfrutábamos "cagando el tió" y qué tan felices éramos la mañana de Reyes. Aunque sí que hay un recuerdo, que tampoco es el mejor recuerdo navideño, pero sí es bastante divertido. Bueno, tampoco es que sea divertido. Lo dejaremos como un recuerdo de Navidad. En realidad, es un recuerdo de la noche de fin de año. Eran las 23:30h (hará ya unos seis años, pero lo recuerdo perfectamente) cuando, después de cenar, mi familia vio que faltaba media hora para cambiar de año. Sí, fue como si se enterasen en ese momento. Os lo juro. Fueron corriendo hacia la cocina para buscar las uvas y todo este rollo... Y, ¿a que no sabéis qué? ¡No teníamos uvas! ¡Bravo! ¡Nadie había pensado! ¡Hubieran aparecido solas! Pero bueno, mi abuela me dijo tranquila, Diana, que no cunda el pánico, todo es sustituible. En fin, que después de pensar qué podíamos sustituir por las uvas, acabamos haciendo las 12 campanadas con aceitunas. Como lo estáis leyendo. Aceitunas. Claro, si es que son verdes y del mismo tamaño. Fue todo un poco deprimente.
5. Decoración: plata y azul u oro y rojo.
Eeehhh, oro y rojo. Pero solo porque son los típicos colores navideños (el azul y el plata me gustan mucho más).
6. ¿Consigues comerte las 12 uvas o te atragantas?
SIEMPRE consigo comerlas. Más bien dicho, no entiendo como hay tanta gente que les cuesta hacerlo y que se les empiezan a caer las uvas por todos lados. Si no es tan complicado. Además, las campanadas tampoco van taaan rápido. Hay tiempo de sobras. Y, para colmo, medio mundo se saca la piel y las pepitas. Comer uvas sin piel y sin pepitas es como comer agua verde. Lo siento. Pierde la esencia. Nadie ha muerto aún por atragantarse con una pepita.

7. El mejor dulce navideño.
Pues, aunque soy más de dulce que de salado, en Navidad solo suelo comer los típicos Ferrero Rocher y esos turrones baratos de Suchard, que son los únicos que me dicen algo. Bueno, y los barquillos, pero no me apasionan. Como uno o dos, como mucho. Sinceramente, ni las trufas, ni la mayoría de bombones, ni los polvorones y ni la gran mayoría de turrones me gustan.
8. Comida típica de Navidad en tu casa.
Bueno, pues supongo que la típica comida navideña en Catalunya. En mi familia, como de "entrante" hacemos un pica-pica con muchas cosas. De primero, "sopa de galets", que vendría a ser algo así como esto:

Y, de segundo, lo típico es que haya carne. Ay, mierda. No recuerdo cuál... Creo que pavo. Es que al ser vegetariana ni me fijé. Y podríais preguntaros qué comí si la "sopa de galets" lleva albóndigas y si el pavo continua siendo un animal asesinado. Pues bueno. Mi madre, que cocina muy bien (yo no. lo juro. no sé ni hacer un huevo frito porque siempre se me rompe la yema) me hizo "sopa de galets" pero con caldo vegetal y las albóndigas eran de tofu (que acabaron desintegradas por todo el caldo, pero bueno). Y de segundo mi abuela me hizo lasaña de verduras. Buenísima. El postre supongo que es igual para todos: turrones, polvorones, mazapanes y toda clase de manjares hipercalóricos y nada sanos. No sé en vuestras casas, pero en la mía nos pasamos como cuatro días comiendo mucho siempre hasta el punto en que el quinto día estás feliz porque por fin comerás verdura o yo qué sé, algo normal. Creo que pasa bastante en todas las casas. Pues bien, este año, yo, Diana, la lista, me he pasado los cuatro días solo almorzando. Ni cenaba, ni desayunaba. Así llegaba mediodía y tenía hambre y podía hartarme porque pasarían 24h antes de que volviese a comer. Y, sinceramente, no he muerto de hambre en ningún momento.
9. ¿Prefieres regalar o que te regalen?
Vale, voy a ser sincera: ABRIR UN REGALO Y ENCONTRAR ESO QUE QUERÍAS ES MARAVILLOSO y quien diga lo contrario miente. Podemos sacarnos las modestias: a todo el mundo le hace mucha ilusión abrir un regalo. Pero sí, es verdad: regalar llena más. Pero solo si es algo que tu has hecho, que tu te has currado o si ves que has escogido el regalo perfecto para la otra persona. Porque claro, nadie sería feliz dando sin recibir. Es como una compensación. Si das y recibes, ves que eres más feliz dando porque, cuando alegras el día de un ser querido, también estás alegrando el tuyo. Supongo que sí, que es más bonito dar (porque notas la ilusión en el rostro del otro, y esto te llena de autosatisfacción), pero también nos gusta recibir. No dejamos de ser pretenciosos. Yo prefiero hacer algo con mucho amor y darlo, pero no niego que también me alegra abrir un regalo.

10. ¿Alguna vez te dejaron carbón los Reyes Magos?
Obviamente, pero no le hacía caso. Es decir, si ves un poco de carbón al lado de unos Playmobils gigantescos y muchos otros regalos, no te quedarás con la idea del carbón. Es contradictorio. Como dibujar un árbol en una hoja de papel.

Y ahora, para despedirme de aquí a la próxima entrada, que subiré en un espacio-tiempo dentro del 2016, voy a dejaros, muy resumidamente, las que para mi son las 4 reglas básicas de la felicidad (y no, no os penséis que las he pensado yo, no. las leí en no sé cual libro y me las apunté). Creo que, aunque sin considerar que estas son la base de una vida feliz, siempre pueden ser aplicadas, en todos los términos y sin distinción de persona. Son muy simples. Yo me he dado cuenta de que no cumplo ninguna. Quizá vuestro cerebro las reprima porque, ¿a quien le gusta oír la verdad? Pero os animo a pensar en ellas a fondo, y a extraer vuestras propias conclusiones. Al fin y al cabo, solo vosotros podréis juzgaros.
(no leí el libro donde estaban estas reglas básicas, pero sé cual es, por si a alguien le interesa: "los cuatro acuerdos" de Miguel Ruiz)
- Darlo todo para extraer los mejores resultados. Hablando desde mi punto de vista: no acostumbro a darlo todo, y no creo que nadie que esté leyendo esto lo dé siempre todo en todo lo que hace. Sí, podemos esforzarnos en lo que hacemos, pero muchas veces (por miedo, por rendición) no llegamos a explorar nuestros supuestos límites. Quizá pensamos que no se puede ir más allá y, justamente en ese momento es cuando uno puede pasar a la acción e ir más allá, pero uno no lo hace. La mente humana es un misterio. Darlo todo en todo lo que hagamos... Parece muy fácil pero, si lo aplicamos a la realidad, más de uno encontrará baches en esta regla tan general.
- No hacer suposiciones. Esto es tan simple que nadie lo tiene en cuenta. ¿Cuántos de tus pensamientos sobre otras personas, situaciones o cosas se deben a las suposiciones? ¿Eres consciente de las implicaciones que éstas pueden tener en tu vida? Suponer es algo que hacemos con mucha frecuencia. Tendemos a hacer suposiciones sobre casi todo a lo largo de nuestra vida. Y aun teniendo la oportunidad de saber lo que ocurre en realidad, muchas veces damos por ciertas determinadas suposiciones, sin estar lo suficientemente contrastadas y comprobadas, adquiriendo éstas una categoría de verdad absoluta. El problema de todo esto se encuentra, por lo tanto, en que hacemos esas suposiciones como reales y podemos llegar a crear un drama de una idea errónea. ¿Y por qué suponemos? Porque nuestro subconsciente necesita respuestas a determinadas preguntas y, a falta de información, especulamos. Especulando podemos llegar a formar nuestra vida sobre unos pilares de cristal, un mundo incierto y mentiroso, donde el primero que sufrirás serás tu mismo. ¡Paremos de haer suposiciones ya! (pero es difícil. prácticamente lo hacemos cada día). Y aquí encajaría muy bien esta frase de Buda: ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos.
- Tener un lenguaje impecable. Aunque a primera vista pueda parecer una tontería, esta categoría engloba muchos conceptos importantes. Los seres humanos somos la única especie en tener un lenguaje tan rico y complejo, capaz de transmitir un sinnúmero de ideas y emociones, con sus tonos y matices. Es, sin embargo, el lenguaje un arma de doble filo: tanto podemos crear, construir y demostrar afecto a través de las palabras, como podemos destruir, envenenar y afectar a las personas a través de un lenguaje pobre o negativo. Ser impecable con las palabras considero que también implica tolerar las palabras de los otros. No es fácil, esta categoría. De hecho, muchos la traicionan cada vez que abren la boca. Pero debemos aprender a ser escrupulosos, a tener un buen lenguaje y a saber decir. Si no sabemos hablar, lo tenemos crudo.
- No tomarse nada personalmente. Es fácil entender esta categoría, pero llevarla a la práctica, y llevarla bien, es casi un fin imposible. Soy la primera que acaba creyendo más en lo que dicen los otros que en lo que dice ella misma. Soy la primera que se basa y se juzga, muchas veces, según lo que los demás opinan sobre ella. Soy la primera que se toma demasiado en serio las críticas de la gente. Soy la primera que no entiendo lo que parece ser tan simple: que en mi vida solo existo yo y que debo vivir tal como dicte mi ser. Es muy difícil vivir totalmente al margen de las opiniones de los demás; quizá hasta se pueden aceptar las críticas constructivas, pero debes alzar un escudo cuando esas críticas empiezan a herirte. Yo a esto de depender de los otros le llamo La enfermedad de la Adicción. ¿Y qué se puede hacer para que no te importen las opiniones de los otros? Tener confianza y saber creer en uno mismo. Se necesita un mecanismo bien lubricado y mucha fuerza interior para cambiar esta situación, pero también se necesita tener las ideas claras. <<En resumen, el principal síntoma de la enfermedad de la adicción que debemos reconocer es el deseo de intangibles como la afirmación y validación de los demás con el fin de conservar la valía de nuestro yo y el prestigio a ojos de los demás. La enfermedad es el sentimiento de "temor" a que te nieguen estos intangibles y a que tu prestigio pueda derrumbarse. La "creencia viral" es "tengo que adquirir". La comprensión es que, mientras que tu cuerpo tiene necesidades, nosotros/tú/yo no necesitamos nada en definitiva. La verdad es que ya tenemos todo lo que necesitamos en "el yo", en nuestra consciencia.>> Y, a la vez, debes respetar, cuidar y celebrar la existencia de los demás. Resumiendo: uno debe aprender a ver que está formado por su parte palpable, física, real, esa que tiene una forma y un color y por su parte espiritual, abstracta, infinita. Pero a menudo olvidamos que en el centro de la mayoría de caminos de sabiduría y enseñanza espirituales hay una verdad básica que cualquiera puede comprender: tú eres el ser de conciencia sin forma que da vida a la forma de tu cuerpo físico. Depende de si comprendes que TÚ no eres tu IMAGEN CORPORAL. Eso es todo. Aplicarlo como queráis, pero el primer paso para no dejar que la opinión de los otros te afecte, es teniendo muy claro quien en realidad eres. Si tú sabes amarte, no te importarán las habladurías de los otros. Mirad, Woody Allen dijo una vez que no conocía la clave del éxito, pero conocía la clave del fracaso, y esta era intentar complacer a todo el mundo. Es que si vives para agradar a los demás, todos te amarán, excepto tú mismo.

¡OS DESEO UN FELIZ AÑO 2016!
(y, espero que os comáis todas las uvas, por favor)
Pensad que mañana será un día más, pero es un buen día para cambiar algo que no te guste: ya sea tu imagen, ya sea tu forma de vida, ya sea cualquier cosa. Yo me he propuesto un reto este 2016 (o al menos, me he propuesto intentarlo). Es la oportunidad perfecta para hacer borrón y cuenta nueva y para plantearos cómo sois y cómo queréis llegar ser.
Os deseo toda la suerte del mundo.
Con cariño,
Diana.